En el corazón de Cerocahui, en el municipio de Urique, existe un hotel en el que la tranquilidad y cercanía con la naturaleza se conjugan con la hospitalidad de quien lo atiende, Diego Rhodes. Si lo que se busca es pasar unos días en perfecta armonía con el medio ambiente y contar con todas las comodidades, el Lodge del Oso es el sitio perfecto.
El Hotel Paraíso del Oso se yergue en el campo del cañón del Cobre en Urique, los servicios del Oso se distinguen porque la familia de Diego, esposa e hijos, es quienes se dan a la tarea de recibir a sus huéspedes no como clientes, sino como amigos, invitando a recorrer cada detalle de este maravilloso hostal.
El vestíbulo cuenta con una ecléctica colección de reliquias indígenas tarahumaras, la ganadería y del vaquero, objetos personales que comparten con los huéspedes, dando a este sitio un ambiente único, acogedor y original. Muchos de los objetos expuestos ya no existen en otro lugar, ni siquiera en los museos.
El patio exterior es un maravilloso lugar para sentarse, relajarse y disfrutar de unas vistas espectaculares.
Pero, ¿a qué viene el nombre del hotel?, al salir al patio y a una cercanía considerable es posible observar una formación rocosa que asemeja un oso, pero no cualquiera de su especie, se trata del mismísimo Oso Yogui, personaje central de las caricaturas de Hanna Barbera.
La gastronomía es tema aparte en el Lodge del Oso, pues quien lo visita puede degustar platillos que se crean en la cocina por la hija de Diego, quien es una cheff conocedora de los ingredientes locales.
Por ejemplo, en una noche es posible probar una exquisita sopa de flor de calabaza, acompañada de tamales de elote y como plato fuerte una arrachera asada al carbón con ensalada de nopales y puré de papa.
Parte de esta aventura es conocer el asador externo, en donde se organizan convivencias al aire libre en una tradicional carne asada, muy característica del norte.
La zona donde hoy se encuentra Cerocahui estuvo habitado por los tarahumaras desde épocas anteriores a la llegada de los españoles, en 1679 llegó a este punto el primer misionero jesuita que recorría la región, Fernando Pécoro, quien duró poco tiempo en el lugar ante la resistencia de los tarahumaras a ser evangelizados como lo pretendía el religioso.
Un año después, arribó al mismo lugar el reconocido evangelizador Juan María de Salvatierra, el padre Salvatierra tuvo más éxito que su antecesor, y el 23 de noviembre de aquel año fundó oficialmente la misión en la cual permanecería por 10 años, Salvatierra logró numerosas conversiones al cristianismo, así como la construcción de la primera iglesia de Cerocahui, tras su permanencia en la Sierra Tarahumara fue trasladado a la Misión de Nuestra Señora de Loreto, en la Península de Baja California.
La presencia de los jesuitas continuó hasta el año de 1767, cuando el rey Carlos III de España ordenó su expulsión de todos sus dominios, siendo clausurada la misión de Cerocahui.
La población quedó habitada únicamente por tarahumaras, hasta el año de 1939 cuando los jesuitas retornaron a sus antiguas misiones, a Cerocahui llegó como encargado el padre Andrés Lara, quién encontró la iglesia construida por Juan María de Salvatierra convertida en ruinas, al padre Lara se le debe el desarrollo de Cerocahui como un centro de la actividad misionara en la región de la sierra, entre sus primera obras estuvo la reconstrucción de la iglesia, culminada en 1955 es uno de los principales símbolos de la región, así mismo estableció un internado para la educación de los indígenas que sigue en funcionamiento hasta la actualidad, así como la construcción del camino que enlaza a Cerocahui con Bahuichivo, estación del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, ubicada a unos 13 kilómetros de distancia.