Rarámuris en los Juegos Olímpicos

En la foto: José Torres, olímpico en Ámsterdam 1928, durante carrera en Texas

Por: Jesús Rodríguez Arballo

El próximo viernes inician los Juegos Olímpicos de Paris 2024, y en el marco de la competición deportiva más importante del mundo, vale la pena recordar el paso que tuvieron corredores rarámuris hace ya casi 100 años.

El primer antecedente es el de los corredores tarahumaras   Aurelio Terrazas y José Torres, originarios de la sierra de Chihuahua, que fueron seleccionados por el Comité Olímpico Mexicano para los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, luego de haber tenido varías carreras en México y Estados Unidos, muchas de ellas victoriosas.

Desafortunadamente, en la justa olímpica no tuvieron resultados relevantes, llegaron en los lugares 32 y 35 respectivamente, pero incluso con esa derrota, se forjó aún más la leyenda de los atletas rarámuris.

Diversas crónicas señalan que luego de llegar a la meta Aurelio y José no se detuvieron, continuaron la carrera hasta que los jueces de la competencia pudieron pararlos. Cuando ellos se dieron cuenta que todo había terminado, solo dijeron “muy corto, muy corto”.

Esperaban un ultramaratón y ganar por su sobrehumana resistencia. Ellos estaban acostumbrados a carreras de más de 100 kilómetros, y reservaron energías para correr una distancia mayor a los 42 kilómetros del maratón moderno.

Autores menciona otras circunstancias que abonaron a la derrota, como el hecho de que se vieron privados de pinole (alimento a base de maíz tostado y molido, fuente de una gran cantidad de calorías); les cayó mal la comida en Europa; los obligaron a usar zapatos deportivos ya que no fue bien visto que corrieran descalzos; se dice que días antes de la competencia les hicieron correr la distancia completa del maratón; además de la falta de entrenamiento profesional.

Algunos de esos argumentos lo pude escuchar de viva voz de legendarios corredores rarámuris. En una rueda de prensa que se realizó hace pocos años en las instalaciones de Grupo La Norteñita en Cuauhtémoc, Chihuahua. Pregunté sobre esa competición a la leyenda Silvino Cubésare Quimare y a los hermanos Ramírez, dijeron que el corredor rarámuri está hecho para distancias largas y correr en la naturaleza. También mencionaron que el pinole es de gran ayuda y lo extrañan cuando no pueden llevarlo a competencias.

Cuatro años después de los juegos de Ámsterdam, en Los Ángeles 1932, hubo un nuevo intento. En esa ocasión participaron: Margarito Pomposo, Santiago Hernández, Juan Morales y Valentín Gómez. Los resultados fueron similares.

Hace muchos años que no hay rarámuris en Juegos Olímpicos. Tal vez en alguna edición se incluya una carrera de ultra distancia y la leyenda de los corredores de la Sierra Tarahumara siga creciendo.