
Cuauhtémoc, Chih.- Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer a un hombre singular: Juanito Hiebert, entonces tenía 24 años y promovía un evento para reunir fondos que convertiría en comida para la cena de Navidad del año 2012.
Hoy, este joven ha vuelto a sorprenderme, pues mañana sábado 29 de abril, a las cinco de la tarde en la biblioteca del seccional de Anáhuac, presentará su primer libro, una obra autobiográfica llamada: Nunca te Rindas.
Hurgué entre mis archivos y rescaté su historia que entonces escribí y se publicó para el periódico Regional que edita El Diario de Chihuahua cada viernes, se las comparto y espero que la disfruten.

Juanito Hiebert, un ser humano excepcional
Por: Edna Martínez
“De hace cinco meses a la fecha me he puesto a pensar que la vida es algo más que vivirla y quiero ayudar”, dice Juanito Hiebert, quien a sus 24 años ha enfrentado carencias, enfermedad y pérdidas dolorosas, sin embargo en lugar de darse por vencido es un ser humano fuerte, amoroso y valiente que se ha propuesto dar a los más pobres un regalo generoso esta Navidad.
Una lesión cerebral lo ha mantenido en silla de ruedas desde siempre, sin embargo esta condición no le impide realizar sus actividades diarias como cualquier otra persona, incluso es uno de los empleados más responsables de la empresa donde trabaja, sin contar el servicio que presta en la iglesia de su congregación.
Pero su historia no ha sido nada sencilla, cuando apenas tenía 13 años, Juanito perdió a sus padres en un accidente donde ambos resultaron ahogados, dejando en la orfandad a sus cuatro hijos quienes crecieron en una casa de asistencia de la comunidad menonita.
“Tristemente no tengo papás para contar con ellos, se me murieron hace 11 años, tenía yo 13 cuando mis papás se ahogaron en una laguna. Sí fue muy difícil pero creo que como dice la gente, si hay ganas hay también posibilidades, fueron muchas cosas difíciles, gracias a dios y a la gente que he podido salir adelante y sobre todo tengo la esperanza de algún día volverme a encontrar con mis papás aunque no sea en esta vida, pero en la otra”, platica Juanito con visible emoción en sus ojos.
Para este joven el rendirse no es opción y aunque ha vivido momentos realmente duros, su entusiasmo es extraordinario, admirable.
“A mí me ha pasado muchas veces y por propia experiencia le puedo decir que si uno mismo no trata de hacer las cosas, los demás no lo van a hacer por uno.
Entonces lo que podemos hacer es poner las ganas uno mismo, porque como muchas veces escuchamos, la gente hoy en día solo ve por sí misma, cada uno por su lado y entonces hay tiempos oscuros en donde siente uno que ya no hay salida y que ya no hay caso, pero tiene uno que pensar que las cosas no se quedan así para siempre tarde o temprano cambian y uno nunca sabe qué llega más adelante”.
Aunque la voz de Juanito sale con dificultad debido a su discapacidad, su elocuencia al hablar es notoria además de la corrección con que pronuncia el español, uno de los cuatro idiomas que domina.
Sin embargo, una de las pruebas más duras para Juanito llegaría hace apenas cinco meses, cuando su hermanita de 12 años murió víctima de cáncer en la sangre, dejando al joven aún más motivado para encontrar su propósito como ser humano.
“Aunque estaba enferma tenía ganas de vivir, nunca se quejaba de su enfermedad, nunca andaba molesta. Ahí es donde se me despertaron más ganas de hacer más cosas, demostrar a la gente que yo puedo hacerlo porque yo físicamente estoy sano, nomás que mis piernas no funcionan. Si ella con su enfermedad tan grave no se rajó, menos yo que estoy sano aún, de cinco meses para acá siento que la vida tiene algo más que solamente vivirla”, dice con lágrimas a punto de salir.
En este punto de su existencia, Juanito siente la necesidad de encontrar el camino a su más alto sueño: el que algún día, no en esta vida, su hermanita pueda decir orgullosa que tuvo un hermano con discapacidad pero que a pesar de todo hizo muchas cosas que otra gente que físicamente bien no lo hace, que no se quedó con los brazos cruzados.
